domingo, 23 de fevereiro de 2014

Obras de P. Alfredo Sáenz, S. J.: Arquetipos cristianos, 404 p.; El Apocalipsis según Leonardo Castellani, 45 p.; La Cristiandad, una realidad histórica, 219 p.

SÁENZ, Alfredo, S. J.Arquetipos cristianos, 404 p. *
El P. Alfredo Sáenz, S. J. (1932-), argentino, obtuvo en Roma el doctorado en Teología, vive en Buenos Aires y es profesor de teología, conferenciante y predicador. Pero quizá es sobre todo escritor: son muchas y excelentes sus publicaciones. La Fundación GRATIS DATE ve altamente enriquecido su Catálogo con sus obras. Arquetipos cristianos recoge en un solo libro, en 404 páginas, una selección de las biografías publicadas por el Autor en la colección Héroes y santos, que en sus cuatro volúmenes suma 1532 páginas. Arquetipos nos da la biografía de once personas cristianas, canonizadas o no, pero todas ellas fascinantes, imágenes maravillosas de nuestro Señor Jesucristo.

El Apocalipsis según Leonardo Castellani, 45 p.
Nadie puede entender nada del presente sino aquel que conoce el futuro. Y el futuro definitivo es el que nos ha sido revelado por nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios, y por los apóstoles en sus cartas, y muy especialmente por San Juan evangelista en su libro de la Revelación, el Apocalipsis. El padre Leonardo Castellani (1899-1981) tradujo este libro y lo comentó en su libro El Apokalipsis (1963). El padre Sáenz lo estudió en el último capítulo de su libro El fin de los tiempos y seis autores modernos (1996). El cuaderno de la F.GD publica ahora ese último capítulo.

La Cristiandad, una realidad histórica, 219 p.
Nadie puede entender nada del presente sino aquel que conoce el pasado. Esta obra deshace innumerables tópicos históricos falsos y da una descripción excelente de la Cristiandad, de la Cristiandad realmente formada en la historia por obra del Espíritu Santo. La historia de la Iglesia, como la de Israel y más todavía, es una historia sagrada, que solamente a la luz de la fe puede ser realmente conocida. El P. Sáenz nos narra en este libro esa historia con gran lucidez y elocuencia, y el prólogo del P. Carlos Biestro queda a la altura de la obra.