sexta-feira, 2 de agosto de 2013

Un decreto mal hecho


 


Un amable lector ha dejado un interesante comentario en uno de los artículos anteriores, relativo a la invertención de la Santa Sede en el instituto de los Franciscanos de la Inmaculada. No estoy de acuerdo con el mismo, pero agradezco su tono moderado. Lo reproduzco y doy mi respuesta:
"Señor Administrador, soy un asiduo lector de su blog y más de una vez lo he felicitado por él, sin embargo, creo que en esta ocasión está equivocando el camino con la línea editorial que ha elegido para enfrentar esta noticia. Desgraciadamente son varios ya los que se han unido en esta reacción de defensa -perdóneme la expresión- irreflexiva de esta Congregación religiosa, hasta el punto verdaderamente inverosímil de sugerir la desobediencia a las autoridades romanas (véanse los artículos de Gnochi y Palmaro y de Cristina Siccardi, supuestos "campeones" de la tradición).
La cuestión que se impone preliminarmente en este tema se resume en la pregunta ¿conocen todos Uds. esta congregación? No basta con ver las fotos y vídeos de las celebraciones litúrgicas de estos frailes, no basta con leer el decreto de comisariamento, no basta con opinar sobre la base de de simples conjeturas, ni mucho menos a partir de ello atacar las decisiones de la jerarquía -dañando de paso su credibilidad ante los fieles más débiles. Quien conoce esta congregación, su historia, la vida interna de sus conventos, la sensibilidad de sus monjas, sus publicaciones, etc., seguramente sentirá no poco dolor por la intervención vaticana, pero la comprenderá. El problema no es la Forma Extraordinaria, el problema es un modo de operar equivocado que se ha ido manifestando a lo largo de los años de distintas maneras: la novedad es que ahora se ha manifestado TAMBIÉN en el área litúrgica. Mucho antes de que la Forma Extraordinaria se expandiera por los conventos de los FI, se percibían ya las grietas que desembocarían en esta intervención. Creo que en este problema de los FI, la Forma Extraorinaria se ha instrumentalizado al servicio de otros intereses, y hacen mal los tradicionalistas en no darse cuenta de ello, pues, están terminando por ser instrumentalizados ellos mismos, -la ignorancia es abismal en esta asunto: antes del Papa Benedicto ¿sabe Ud. que actitud tenían los FI hacia la Misa antigua?- todos defendiendo sin distingo una congregación (que no conocen) en la creencia que así defienden la Forma Extraordinaria. Las consecuencias serán malísimas, o peor aún ya son malísimas: de la simple sospecha hacia el nuevo Papa, se ha pasado a exhortar -más o menos veladamente- a desobedecerlo.
El gran error de este blog es intentar comprender la realidad a partir de coordenadas demasiado pobres: el mundo eclesial no se divide en pro forma ordinaria-pro forma extraordinaria o modernistas vs tradicionalistas. Porque la Forma Extraordinaria o el tradicionalismo no puede justificar cualquier tipo de comportamiento o gobierno religioso.
Los frailes y monjas Franciscanos de la Inmaculada, a mi juicio, son tan buenos, tan dóciles, tan deseosos de santidad, que no pueden sino salir muy fortalecidos después de esta amarga medicina. La corrección a fallas en el gobierno de la congregación no puede ser sino bien acogida, y así lo han recibido ellos mismos.
Estos ya eran santos cuando celebraban sólo el Novus Ordo, y lo seguirán siendo a futuro, sin importar la liturgia que celebren. Cuesta encontrar hoy en día una congregación con miembros tan bien dispuestos a la santidad como estos, y eso -más allá de los problemas por los cuales son intervenidos- hay que agradecérselo a los fundadores P. Manelli y P. Pelleteri.
Juanchu"
Esta es mi respuesta:

a) Como tratan la noticia otros blogs, es su responsabilidad, no la mía.

b) No discuto aquí la intervención de la Santa Sede ni el nombramiento de un Comisario apostólico, ni las competencias de la Congregación para la Vida Consagrada, y mucho menos la autoridad del Papa.

c) No discuto aquí la presunta existencia de irregularidades, abusos o mala praxis en el instituto de los franciscanos de la Inmaculada. Como usted dice, ni conozco tales hechos, ni conozco en profundidad ese instituto.

d) Deseo fervientemente que esas irregularidades, de ser ciertas, sean sanadas y corregidas. Como deseo también que la intervención de Roma esté justificada, y no sea consecuencia de haber adoptado ese floreciente instituto la forma extraordinaria. Es un hecho que la Liturgia secular de la Iglesia concita no pocas e incomprensibles oposiciones, por no decir odio, entre algunos miembros del clero y de la jerarquía eclesiástica; por lo tanto no podemos descartar que ambas cuestiones se hayan mezclado aquí sin objetividad.

e) Lo que en mi opinión es injusto, arbitrario, descorazonador e inoportuno es la coletilla del decreto que prohíbe (por más que se use el eufemismo de la autorización puntual) la celebración de la forma extraordinaria a los franciscanos de la Inmaculada. Lo explicaré brevemente:

1º) El decreto deroga el motu proprio Summorum Pontificum para los franciscanos de la Inmaculada. Según Summorum Pontificum los sacerdotes de Rito Latino, incluidos los de institutos religiosos, pueden utilizar el Vetus Ordo en sus Misas privadas y usar el breviario tradicional sin necesidad de permiso alguno. Todo esto queda prohibido. También se impide que puedan atender los pedidos de fieles en las parroquias a su cargo. En fin, como si el motu proprio no existiera.

2º) Esta derogación se hace de una forma jurídicamente chapucera: ¿Cómo un decreto de una congregación puede modificar lo dispuesto por un motu proprio pontificio?. Por más que se invoque el visto bueno del actual Papa, cualquier entendido en derecho convendrá en que esta forma de actuar ignora y debilita la jerarquía normativa de la Iglesia.

3º) Se castiga con la privación de la Misa tradicional a todo un instituto. Este hecho introduce dos elementos: lo absurdo y lo injusto. Lo absurdo: no se proscribe una devoción particular o una práctica paralitúrgica, se está prohibiendo una de las formas autorizadas en la Misa. ¿Qué clase de castigo es éste? ¿Cómo se puede mezclar la Santa Misa con unas medidas correctivas?. Lo injusto: se priva por igual a los religiosos que hayan cometido abusos o errores y a los inocentes y devotos; para garantizar el derecho al Novus Ordo de unos, se atropella el derecho al Vetus Ordo de otros; se castiga de camino a los fieles que asisten a la forma extraordinaria en sus iglesias; y se discrimina a todos ellos privándoles de un derecho del que, mientras no se legisle lo contrario, disfrutan todos los católicos de Rito Latino.

4º) Si convenimos en esto, ¿qué necesidad había de mezclar al Santo Padre en una medida absurda e injusta?. ¿Merece la pena obtener el aval del Papa Francisco para impedir que los franciscanos de la Inmaculada puedan recurrir un decreto? ¿No debe la figura del Papa ser preservada de actos tan discutibles? Son los promotores de este decreto los que dañan la credibilidad de la jerarquía, y no nosotros por contarlo.

5º) Hemos apuntado lo inoportuno como elemento adicional. Benedicto XVI legisló que la Liturgia tradicional nunca había sido abrogada. También que nos convenía preservarla, que se debía respetar el legítimo derecho a quienes la preferían, y que ambas formas eran susceptibles de enriquecerse mutuamente. El Papa emérito es una persona muy sabia, el mismo Papa Francisco lo proclama. ¿Qué necesidad había de desautorizar en vida sus argumentos?

6º) Por último esta medida provoca dolor a todos los que amamos la forma tradicional de la Liturgia. El decreto no busca la libre coexistencia de ambas formas. Prohíbe una de ellas. Algo sagrado, que debe quedar al margen de debates, se identifica como elemento problemático. Se confunde a los jóvenes que en muchos casos se acercan a la fe a través del Vetus Ordo. Se provoca miedo o irritación en muchos fieles, por no hablar de lo que deben estar viviendo los franciscanos de la Inmaculada. ¿Es un castigo a un instituto o un castigo a toda la Iglesia?

Si de verdad esta medida está tomada con buena fe, debemos rezar y confiar en que durará el tiempo en que los problemas de este instituto se resuelvan. Porque los franciscanos de la Inmaculada no pueden ser privados sine die de los derechos del resto de católicos. Si esta prohibición se convierte en un elemento permanente en la vida de este instituto, habremos pasado de una injusticia a un atropello. Y confirmará lo que algunos temen: el inicio de la persecución a la forma extraordinaria del Rito Romano.

Franciscanos de la Inmaculada



En solidaridad con nuestros hermanos Franciscanos de la Inmaculada, con el deseo de que pronto se resuelvan todos su problemas y de que Nuestro Señor premie su esfuerzo en la preservación de la Liturgia secular de la Iglesia.

Los Franciscanos de la Inmaculada asisten a Monseñor Giuseppe Sciacca, Secretario General del Gobierno de la Ciudad del Vaticano, el pasado 3 de marzo:


El Arzobispo de Cebú y presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, asistido en una Misa pontifical por los Franciscanos de la Inmaculada:


Santa Misa Novus Ordo, celebrada por los Franciscanos de la Inmaculada en Griswold, Connecticut, Estados Unidos, en la fiesta de la Candelaria de este año:


El Cardenal Prefecto del Tribunal de la Signatura Apostólica, con los Franciscanos de la Inmaculada:


El Cardenal Castrillón Hoyos con los Franciscanos de la Inmaculada:


Semana Santa en el Monasterio de Castello:



Misión de los Franciscanos de la Inmaculada en la India: