sábado, 9 de maio de 2009

Cardeal Cañizares exige que o secretário Mons.Ranjht continue no Culto Divino


Hasta la semana pasada se daba por seguro el traslado de Mons. Malcom Ranjith, secretario de la Congregación del Culto Divino a la diócesis de Colombo, Shri Lanka, de donde es originario. El Arzobispo Ranjith fue uno de los primeros colaboradores llamados por el Papa Benedicto cuando ocupó el Solio Pontificio. Hoy, versiones periodísticas y rumores de Curia aseguran que este traslado se pospone sine die, por exigencia del Card. Antonio Cañizares Llovera, titular de la Sagrada Congregación, actualmente convaleciente de una tromboflebitis.

Mons. Ranjith ha sido una de las primeras espadas en la lucha por la reforma litúrgica que ha emprendido el Santo Padre. Ya bajo la presidencia del Card. Arinze, que pocas simpatías manifestaba hacia el rito tradicional, se dispusieron medidas correctivas de los abusos litúrgicos. Luego vino la corrección más significativa, la de la traducción de la fórmula de consagración del vino. “Por vosotros y por muchos”, en lugar del generalizado e incorrecto (con incorrección gravemente significativa en materia teológica) “por vosotros y por todos”.

Mons. Malcom Ranjith Patabendige Don, Secretario de Culto Divino

Después de “dos años de catequesis”, período asombrosamente generoso para una corrección tan grave como sencilla de aplicar, son muy pocos los que han adoptado la fórmula en vigor, que es obligatoria. Sigue fallando la potestad de gobierno, que se traba en el enjambre de conferencias y comisiones de toda índole antes de llegar al párroco y al fiel.

Sin duda, otro de los grandes éxitos de la Tradición bajo este pontificado ha sido el Motu Proprio Summorum Pontificum, en el que se declara la plena vigencia de la liturgia tradicional romana. Y Mons. Ranjith estuvo también en ello.

Mons. Ranjith, que estaba destinado por el Santo Padre a suceder al Card. Arinze, vio frustrado su ascenso porque en la Curia Romana tiene innumerables enemigos. Desde la Secretaría de Estado y otros ministerios vaticanos se viene haciendo presión para que Ranjith vuelva a salir de Roma (ya fue trasladado por idénticas razones a principios de los 2000), cuando secundaba Cresencio Zepe en la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (ex Propaganda Fide).

Un rasgo notable del carácter de Mons. Ranjith es la claridad con que expone la doctrina y su poca inclinación al lenguaje diplomático. Cuando habla, dice cosas claras e importantes, generalmente poco simpáticas para el poderoso sector progresista, en particular para los herederos espirituales de Mons. Bugnini, el inventor de la Misa Nueva.

Recordemos que un discípulo dilecto del otrora todopoderoso obispo, Mons. Marini (no Guido sino su predecesor), se tomó largas para dejar su cargo como Jefe de la Oficina Litúrgica del Santo Padre, que vale como decir, ceremoniero oficial. Esto de la desobediencia entre los bugninianos es costumbre. El mismo Marini, mientras Paulo VI enviaba el primer indulto para la Misa Tridentina a Inglaterra, acompañaba el envío pontificio con una carta personal ordenando al Cardenal Primado inglés, que no lo pusiera en práctica. (Ver El Indulto Agatha Christie). Es decir, como cabeza del Ministerio de Culto, Bugnini contraordenaba las decisiones del papa…

Volviendo al presente, digamos que Ranjith es un hombre de mente tradicional, un entendido en materia litúrgica y alguien que no se conforma con teorizar: aspira a poner en práctica las correcciones necesarias.

Todos sabemos lo acotado que está el poder efectivo del Santo Padre. También conocemos su prodigiosa habilidad para sortear trampas, su perseverancia y presencia de ánimo frente a la verdadera guerra que se ha desatado contra él, la cual por momentos arrecia de un modo pavoroso. Tal vez sea una intervención de la Divina Providencia esto de la enfermedad, lo cierto es que el Card. Cañizares, cuya lealtad al Papa es bien conocida, ha reclamado la permanencia de Ranjith, o bien su sustitución por un hombre de su misma línea teológica. De momento, los progres prefieren malo conocido…

Comunión a la bolognesa

Y casi en simultaneo con esta noticia, la de la revocación al menos temporal del traslado de Mons. Ranjith, otra golpea gratamente nuestra sorpresa: el Card. Arzobispo de Bolonia, sucesor del Card. Biffi, ha revocado el indulto que permitía comulgar en la mano en la catedral y dos iglesia más de su diócesis. Es decir, la comunión en estos lugares de la Diócesis de Bolonia es ahora obligatoria en la forma tradicional, es decir, en la lengua.

Esta disposición tiene connotaciones importantísimas. En primer lugar es, que sepamos, el primer caso en que se vuelve atrás allí donde se había impuesto el malhadado “indulto”. Poca gente sabe que esta forma de comulgar le ha sido impuesta a la gente invocando un documento en el que se la describía como inadecuada y antitradicional por el Papa Paulo VI. Lo cierto es que por vía de presiones, el modo más habitual de influir sobre los papas en las últimas décadas, en virtud de la famosa “colegialidad”, los holandeses consiguieron “legalizar” aquello que hacían sin permiso y contra toda la tradición romana. Y de allí al mundo, pasaron muy pocos años. Con el agravante de que fue el clero, principalmente los obispos, quienes la impusieron como si fuese un reclamo de los fieles.

Mons. Carlo Caffarra, Cardenal Arzobispo de Bolonia

En la Argentina solo Mons. Juan Rodolfo Laise se opuso tenazmente a su aplicación, y mientras estuvo a cargo de la Diócesis de San Luis nadie comulgó en la mano. Este cronista vio esta práctica “ad experimentum” en el monasterio benedictino de Los Toldos, Gral. Viamonte, hace más de 30 años. Siendo huésped de los monjes se lo presionó, junto con algunos compañeros que hacían una visita de varios días, a adoptar la práctica. Teniendo en cuenta la edad de los visitantes y la autoridad de los monjes, podría decire que fue un acto de violencia de la conciencia. Por gracia de Dios ninguno cedió, y los “experimentales” tuvieron la sorpresa de ver que no todos querían lo que en su magín aparecía como un reclamo de las bases. El operador principal de esta maniobra fue fray Mamerto Menapace, que hoy pasa por ser “conservador”. ¡Cuidado con los conservadores!

Así pues, el Cardenal Caffarra rompe el mito, ¡importantísimo! y afronta el ceño de la mar tonante, como dijo el poeta, porque ahora le lloverán palos a diestra y siniestra. Los pasos expectables de esta iniciativa serían una aceptación pacífica y su generalización a todas la diócesis italianas. Sin embargo, no parece razonable esperar un camino tan suave de regreso a las buenas costumbres litúrgicas. Lo que sí parece evidente es que el Papa aplicará su “reforma de la reforma” sobre un terreno antes tanteado y en lo posible desmalezado. Dios le de vida y virtud.
Fonte: panorama católico internacional