quinta-feira, 19 de fevereiro de 2009

MONS. FELLAY CONVIDA A REZAR E A FAZER MAIS SACRIFÍCIOS



Presentamos la traducción de una nueva entrevista concedida por Monseñor Bernard Fellay a The Remnant.


Mershon: El Vaticano, en una carta del Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación de Obispos, fechada el 21 de enero del 2009, disolvió el decreto de excomunión de los cuatro obispos de la Sociedad. Los fieles católicos asociados con la Sociedad, junto con muchos católicos en el mundo que se identifican con su causa, atribuyeron esto, en parte, al millón setecientos mil rosarios que se ofrecieron por el levantamiento de las excomuniones. ¿Hasta qué punto atribuyen la decisión del Santo Padre a este ramillete espiritual?

Mons. Fellay: Todo está en las manos de Dios, y es Dios quien lo sabe mejor. La interacción entre el plan de Dios para el mundo y la acción de los hombres es un gran misterio de la fe. Estoy seguro que sin la Cruzada del Rosario, el decreto del 21 de enero no habría sido publicado. Dios conocía tanto la Cruzada del Rosario como la decisión del Santo Padre. Cada oración tuvo su parte en el plan de Dios.

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En varias declaraciones públicas durante los últimos años, usted predijo que si el Santo Padre fuera a disolver las excomuniones de los obispos de la Sociedad, habría una gran batalla interna, y quizá algo de desacuerdo de obispos e incluso cardenales dentro de la Iglesia. ¿Qué es lo que percibe sobre la batalla, no sólo contra la SSPX sino también contra el Santo Padre?

De hecho, no tengo mucha información de lo que está sucediendo ahora en el Vaticano. Sólo veo que hay una pelea, con algunos apoyando al Papa, y otros usando la situación presente para poner presión sobre el Papa y sus amigos.

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¿Pensó alguna vez que esto resultaría en tanta publicidad negativa y ataques de los medios seculares?

Definitivamente, no. De hecho, no tenía una idea específica de lo que serían las reacciones de los medios o de las conferencias episcopales. Es obvio, y esto ha venido sucediendo por años, que hay una fuerte oposición contra nosotros entre los progresistas, pero era imposible imaginar que usarían contra nosotros las armas que han estado usando durante semanas.

Y desafortunadamente, Monseñor Williamson les proveyó con un arma inesperada para lanzar sus ataques contra nosotros. Entonces, el mundo secular y los progresistas unidos fueron capaces de atacarnos y de crear una tremenda presión sobre el Papa acerca de algo que nada tiene que ver con la fe. Pareciera que varios cardenales fueron capaces de discernir, en el tumulto y la tormenta, que el diablo estaba activo. Esperamos que continúen sacando sus conclusiones.

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¿Qué sigue? ¿Tienen una agenda específica para las discusiones teológicas sobre los puntos difíciles del Vaticano II? ¿Puede decirnos quién participará en este diálogo de parte de la SSPX y de parte de la Curia romana?

No tenemos aún una agenda. Veremos con Roma en los próximos meses cómo se desarrollan las cosas acerca de este diálogo necesario sobre la doctrina y otros elementos importantes de la vida cristiana. Revelaremos a su debido tiempo los nombres de aquellos que participarán en este diálogo.

Es obvio que parte de estas discusiones debe llevarse a cabo en una atmósfera pacífica, lejos de los medios, en orden a que sea fructífera. Sin duda daremos la información necesaria a nuestros fieles. Pero todo esto primero debe convertirse en una realidad concreta.

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Su carta a sus fieles católicos decía: “Estamos listos para escribir con nuestra propia sangre el Credo, para firmar el juramento anti-modernista, la profesión de fe de Pío V; aceptamos y hacemos propios todos los concilios hasta el Concilio Vaticano II, sobre el que tenemos algunas reservas”. En entrevistas sucesivas del Cardenal Castrillón y de usted mismo, se dijo que quizá el Vaticano II no era una piedra de tropiezo tan grande como muchos sospechaban. El Cardenal Castrillón dijo que ustedes ya lo habían aceptado “teológicamente”.

Y en su entrevista a Monde & Vie, usted indicó que se necesitaban clarificaciones suficientes, pero no necesariamente una lista exhaustiva de puntos teológicos que podrían extenderse sin fin. ¿Podría aclararnos los puntos específicos, presumiblemente sobre el Decreto sobre el Ecumenismo y la Declaración sobre la Libertad Religiosa sobre los cuales buscan clarificación? ¿Quizá también Gaudium et Spes?

Primero de todo, si alguien piensa que he diluido nuestra posición, está equivocado. Nuestra posición permanece exactamente la misma. Y cuando dije que lo que se necesitaba era una clarificación suficiente y no necesariamente una lista exhaustiva de los puntos teológicos, lo que quise decir es que necesitan resolverse todos los puntos esenciales y los principios que han llevado a la Iglesia a la presente crisis; pero por supuesto no todas las conclusiones, ya que esto llevaría demasiado tiempo y podría ser una tarea interminable. Una vez que los principios estén sólidos, las conclusiones se seguirán solas.



Puntos específicos: nos enfrentamos con una gran montaña. Primero, hay un espíritu, que podemos llamar modernismo. Hay también un lenguaje muy ambiguo que ha sido usado siguiendo el modelo de lenguaje de la filosofía moderna. Esto resulta en el falso espíritu que impregnó el Concilio entero. El hecho de que haya tantas ambigüedades lleva a distintas interpretaciones de los textos, y el mismo Papa Benedicto XVI condenó las interpretaciones extremistas de los ultra-progresistas.

Luego, tenemos toda la cuestión de las relaciones entre la Iglesia y el mundo. En el Concilio, una visión muy positiva centrada en el hombre desvirtúa todo, especialmente en Gaudium et Spes y Lumen Gentium. Hay una forma demasiado positiva de considerar a las otras religiones, que hasta el momento, aún eran llamadas “religiones falsas”. Ahora este término se ha desechado. ¿Significa que ahora son más verdaderas?

La libertad religiosa es un elemento fundamental del pensamiento moderno y de la filosofía moderna. Por supuesto, uno puede encontrar puntos positivos en las demás religiones, pero debe buscarse la doctrina verdadera en distinciones profundas y necesarias.



Por ejemplo, tomemos los derechos humanos. La Iglesia siempre ha defendido y protegido muchos derechos humanos. La Iglesia dice que estos derechos brotan de las obligaciones de los hombres hacia su Creador. No son absolutos, siempre dependen de la verdad y del bien. Jamás encontrarás un derecho que esté basado en el error o en el mal. Entonces, poner el énfasis en la persona humana, como se hace ahora, puede llevar a un profundo error. Y esto no significa que no hay un verdadero y necesario uso de la conciencia humana… sí, tenemos una enorme tarea por delante.

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El Santo Padre (en su carta a los obispos de Chile en 1988), tanto como el mismo Papa Pablo VI, afirmaron que el Concilio Vaticano II era principalmente pastoral, sin la nota de las declaraciones dogmáticas del nivel de Magisterio extraordinario. Con esto en mente, ¿qué tipo de decisiones espera alcanzar con la Santa Sede?

Presentaremos nuestras cuestiones a la Santa Sede, nuestros problemas. Esperamos que se utilizarán frases lo suficientemente claras como para que sean dadas las respuestas correctas y apropiadas. Definitivamente esperamos del Santo Padre y de la Santa Sede una verdadera clarificación del Concilio. Lo que necesita corregirse, debe ser corregido. Lo que necesita ser rechazado, debe ser rechazado. Lo que necesita ser aceptado, debe ser aceptado.

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Al Instituto Buen Pastor se le permitió conservar sus opiniones teológicas al tiempo que continúa comprometido en la discusión sobre los puntos disputados del Vaticano II, sin problemas, en el corazón de la Iglesia. ¿Prevé una misión similar para la Sociedad San Pío X? ¿Cómo podría diferir de aquella del Instituto Buen Pastor?

No hay comparación entre el Instituto Buen Pastor y el trabajo que estamos comenzando. Sí, en el documento de sus constituciones hubo una mención de la discusión sobre los asuntos disputados. Pero hasta ahora, ¿dónde están esas discusiones? No conozco de ninguna. En nuestra relación con la Santa Sede estamos en una situación completamente diferente, porque la Santa Sede reconoce la necesidad de involucrarse en estudios y discusiones doctrinales con nosotros.

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Por supuesto que la Sociedad reconoce el Concilio Vaticano II como un Concilio de la Iglesia. ¿Cree que se espera que ustedes adhieran a más que eso – en el sentido de que ustedes adhieran a los documentos con la misma autoridad y certeza teológica con que la Iglesia los sostiene?

Si nos guiamos por la última declaración de la Secretaría de Estado, podemos temer que Roma quiera imponernos una aceptación completa del Vaticano II. Pero una vez más, ¿qué significa eso? ¿Cuál es el Vaticano II real cuando hay tantas interpretaciones diferentes? Incluso en los últimos 40 años, ¿qué fue el Vaticano II? Según su propia definición es un concilio pastoral, no uno dogmático, por lo que no puede de pronto ser interpretado como completamente dogmático. Y en cuanto a la autoridad de los documentos, debido a que no encontramos ningún tipo de pronunciamiento claro sobre su autoridad, hay gran confusión al respecto. Muy claramente, su autoridad no puede ser mayor ahora que la que el Concilio mismo quiso que fuera. Y el Concilio no quiso ser infalible.

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¿Prevé alguna supervisión por parte de los obispos diocesanos territoriales una vez que la Sociedad sea regularizada?

Eso sería nuestra muerte. La situación de la Iglesia es tal que una vez que sean clarificadas las cuestiones doctrinales, necesitaremos nuestra propia autonomía en orden a sobrevivir. Esto significa que tendremos que estar directamente bajo la autoridad del Papa con una exención. Si miramos en la historia de la Iglesia, vemos que cada vez que los Papas quisieron restaurar a la Iglesia, se apoyaron en una fuerza nueva, como los benedictinos cistercienses, a los que el Papa permitió actuar lo mejor posible durante la crisis, en un status de exención, en orden a superar la crisis.

¿Esperan una prelatura personal, o quizá una Administración Apostólica para la SSPX, con relación directa a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei?

Parecería que el proyecto que Roma tiene en reserva para nosotros va en esa dirección. Pero no estoy seguro.

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Usted ha hablado en el pasado sobre algunos obispos, cardenales, y quizá incluso miembros de la Curia, que son cordiales a la SSPX y a su causa. ¿Puede nombrarlos, o darnos una pista de quiénes son y cuántos?

La situación de la Iglesia es tal que no podemos dar ningún nombre. Le haría la vida demasiado difícil o insoportable a estos hombres de Iglesia. Ciertamente nos encontramos con más simpatía con algunos obispos. Pero mientras ellos no lo declaren públicamente, no es prudente que digamos nada.

¿Cuánto tiempo cree que tarden las discusiones teológicas? ¿Qué período de tiempo espera para la completa regularización y subsiguiente misión canónica para la SSPX?

No tengo idea sobre el tiempo necesario para el trabajo sobre las cuestiones doctrinales o, después, para el establecimiento de la nueva estructura canónica. Una vez más, deseo insistir que la presente situación muestra muy claramente que es impensable tratar la cuestión canónica antes de haber solucionado los principales problemas teológicos.

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Este diálogo con la Santa Sede comenzó con su reunión con el Papa Juan Pablo II durante el Año del Jubileo en el que usted intercambió un breve saludo y rezó el Pater con el Santo Padre. ¿Cuánto atribuye de este potencial camino hacia el completo reconocimiento a Juan Pablo II y a esa reunión inicial?

Es muy difícil decir si la primera iniciativa vino del Papa o de la influencia de algunos cardenales. Sabemos que durante años, algunos cardenales y quizá incluso el mismo Papa han sido conscientes de la crisis, e incluso de la profundidad de la crisis – aunque no estuviéramos de acuerdo con ellos en todos los puntos, y especialmente en el tema de las causas de la crisis. Al mismo tiempo, ellos nos consideran como potenciales fuerzas de ayuda para superar la crisis. Pero no le concedería mucho importancia a la reunión con el Papa Juan Pablo II, dado que no hablamos. Yo sólo lo consideré un pequeño paso adelante en un proceso que ya había comenzado.

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¿Hay tendencias hacia el anti-semitismo en las filas de la SSPX? En su opinión, ¿es antisemita orar y trabajar y dialogar para la conversión de los judíos religiosos a la fe católica? Y, ¿por qué cree que hay tanta sensibilidad en los medios hacia el supuesto “anti-semitismo”, como si estuviera debajo de cada piedra? ¿Cree que hay igual cantidad de anti-catolicismo por parte de políticos, medios de prensa y otros que toman decisiones en la sociedad occidental? Si es así, ¿por qué cree que el anti-catolicismo obtiene un pase libre de parte de los medios seculares, incluso de la mayoría de los medios católicos?

La palabra “antisemita”, o “anti-semitismo” son ambiguas. Tienen al menos dos significados completamente diferentes. Primero, la palabra “semita” refiere a todos los descendientes de Sem, uno de los tres hijos de Noé. No sólo los judíos, sino también los árabes perteneces a esta rama de la humanidad; todos ellos son semitas.

En este sentido, la palabra se refiere a razas, a personas, y no tiene ninguna connotación religiosa. El anti-semitismo es condenado por la Iglesia como una especie de racismo. El racismo es una injusticia y va contra el mandamiento del amor al prójimo.

Hay otro significado dado al anti-semitismo, conectado con la religión, específicamente con la religión judía. En la presente situación, cualquiera que dijese algo sobre la religión judía, o, por ejemplo, dijese que los judíos deberían abrazar la fe, podría ser muy fácilmente etiquetado como antisemita. Pero esto está mal. De hecho, para responder a su pregunta, en el mundo hay mucho más anti-catolicismo que anti-semitismo. El problema es que el anti-catolicismo permanece en el dominio religioso, mientras que el anti-semitismo es casi inmediatamente conectado con el pueblo judío, lo que es, repito, muy ambiguo e impreciso.

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Hay informes de que el Cardenal Re no estaba muy contento con que el Papa le ordenara escribir la carta disolviendo las excomuniones. Supuestamente, a él y a otros en la Curia les desagrada la influencia ejercida por el Cardenal Castrillón sobre este asunto importante. ¿Puede confirmar o negar estos informes? ¿Cómo espera que sigan las relaciones con la Curia romana y con otros obispos, asumiendo que se finalizara pronto la regularización canónica y una misión jurídica?

No puedo confirmar ni negar estos informes. No estoy en la Curia romana, y me es desconocido lo que sucede dentro de ella. Lo que veo es que el Cardenal Re sí firmó el decreto, por lo que asumo que ha obedecido al Santo Padre.

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¿Tiene algún pensamiento que quisiera compartir con los católicos interesados en esta “gozosa noticia para toda la Iglesia”, como la apodó el vocero vaticano P. Federico Lombardi?

Si observamos la forma en que estas excomuniones fueron sorpresivamente levantadas; si miramos especialmente el innegable vínculo entre este hecho del decreto que remite las excomuniones y la increíble confusión que se levantó justo después y basada en un incidente que nada tenía que ver con la fe, no podemos sino ver que hay fuerzas sueltas por ahí que no son humanas.

He oído a distintos cardenales que creen que fue el diablo el que se soltó. Y cuando el diablo se enfurece con tanta violencia y alboroto, eso es un buen signo. Puede que aún no nos demos cuenta todo lo que significa. Pero para nosotros, es una invitación a rezar, a hacer más sacrificios.

Esencialmente, la Iglesia es un ser sobrenatural, y no podemos explicar completamente a la Iglesia o siquiera a los frutos y consecuencias de los actos humanos hechos en la Iglesia si miramos sólo el lado humano.

La Cabeza de la Iglesia es y sigue siendo Nuestro Señor Jesucristo. El alma de la Iglesia es el mismo Espíritu Santo. Nuestro Señor prometió que Su Iglesia sería indefectible. Entonces hagamos lo mejor que podamos, seamos fieles a nuestro deber de estado, oremos al Inmaculado Corazón de María, y recemos nuestro Rosario.

Y entonces, todo terminará bien.

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Fuente: The Remnant

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo